Últimas historias en Birmania

Rangún, una ciudad birmana maltratada por el tiempo, con calles deterioradas pero llenas de vida, repleta de comerciantes de todo tipo, y sobre todo, de libros. En esta ciudad es fácil tropezarse con los libreros que están sentados en las aceras haciendo copias de otros libros descatalogados. Queríamos contar una historia relacionada con esta cultura de los libros, pero no sabíamos quién podía ser esa historia.

Unos días antes de aterrizar en Rangún el periodista David Jiménez nos habló de los Moustache Brothers, un trío de comediantes birmanos que han sido perseguidos por la Junta militar y actúan todas las noches en su casa de Mandalay para los extranjeros desde que su espectáculo, o más bien sus chistes contra la Junta, fueran vetados en el año 1996.

David escribió un magnífico texto sobre los Moustache Brothers en el año 2002, y tras leerlo Joan y yo nos preguntamos si con la supuesta apertura de Birmania los Moustache Brothers continúan perseguidos, o de lo contrario, pueden contar sus chistes abiertamente al público nacional. Así que a los pocos días de llegar al país y no conseguir encontrar una historia sobre los libros, viajamos a Mandalay para conocerlos. Sin embargo, nada más llegar al hostal de Mandalay buscamos las noticias más recientes sobre los Moustache Brothers y nos encontramos con que el líder del trío de comediantes, Par Par Lay, había muerto hacía tan solo unos días. No obstante, el show ha salido adelante con los dos otros integrantes del grupo, y nosotros seguimos adelante con la historia, centrándonos en Lu Maw, quien encabeza ahora los Moustache Brothers en ausencia de su hermano.

Sin embargo, teníamos que documentar una segunda historia en Birmania.

La idea que teníamos en mente era documentar a una monja, ya que no hemos visto monjas en ningún otro país del sudeste asiático, viven subordinadas a los monjes y no tienen ni voz ni voto en Birmania. En Bagan visitamos su monasterio y no encontramos ninguna historia interesante, no hablaban ni una sola palabra de inglés y tenían muy mal aspecto, la idea fue perdiendo fuerza con el paso de los días. Como segunda opción intentamos documentar una historia en el monasterio de los famosos Jumping cats en el lago Inle, pero nos dijeron que el monje que se encargaba de adiestrarlos ha muerto, y de hecho, no van a entrenar a más gatos porque “lo importante es esto que está en el centro”, le dijo a Joan un monje señalando unas imágenes de Buda.

Nuestra suerte cambió cuando regresamos a Rangún, aunque ya dábamos por perdida la historia sobre los libros, el periodista Carlos Sardiña sin que él conociera nuestra fijación por los libreros nos recomendó una historia perfecta, la que finalmente sería la última de Asia; un galerista que posee una de las librerías privadas más grandes de Birmania.

La casa de nuestro protagonista

Esta última historia que tanto nos ha costado encontrar, Joan la ha documentado con una contractura en la espalda, y yo con un constipado que me ha tenido en cama varios días y me ha impedido disfrutarla tanto como me gustaría. Después de diez meses viajando de un lado a otro no es raro haber cogido algún resfriado, lo importante es que regresamos a casa con 23 historias, ¡y quién nos lo diría cuando empezamos Buscando Historias!

El día 2 de septiembre volvemos a España. Os dejamos unos días más con la miel en los labios, mientras editamos y redactamos todas las historias y viajamos a Asturias, donde documentaremos la historia número 12 de la segunda temporada.

¿Y cuando estrenaremos la segunda temporada?